Peach Blossom Hills es una Isla paradisíaca que se encuentra al norte de los mares de Hwangcheon, en ellas habitan los místicos Yayos, una tribu de seres románticos, que esperan convertirse en estrellas una vez que se complete su ciclo de vida. Estos se consideran a sí mismos como vasallos de los sueños y de las estrellas del firmamento.
La extensa guerra que libraron con el Ejército de los Eight Trigrams, hizo que perdieran su tierra natal, Suriya, y los obligó a salir en busca de un nuevo hogar. Tras interminables noches de frio y días de caminata, lograron llegar a Peach Blossom Hills, hogar de los Nanari. Estos al verlos devastados y hambrientos, los dejaron volver a crear su vida en esta Isla y por años vivieron en paz.
Sin embargo, esta paz no sería eterna. Un complot realizado por el ejército de los Eight Trigrams incitó un conflicto interno. Estos, enfurecidos por la dicha de los Yayos, asesinaron a un joven de la tribu Nanari, y dejaron la espada de un Yayo a su lado, bañada en sangre. Noeunari, jefe de la tribu Nanari, al encontrar a uno de sus primogénitos sin vida, le declaró la guerra a los Yayos. Tras arduas batallas y muchas bajas por parte de ambas tribus, la guerra continúa. Los Yayos no pierden la esperanza de encontrar a un aprendiz que restaure la paz y los devuelva a Suriya, su tierra natal.
La extensa guerra que libraron con el Ejército de los Eight Trigrams, hizo que perdieran su tierra natal, Suriya, y los obligó a salir en busca de un nuevo hogar. Tras interminables noches de frio y días de caminata, lograron llegar a Peach Blossom Hills, hogar de los Nanari. Estos al verlos devastados y hambrientos, los dejaron volver a crear su vida en esta Isla y por años vivieron en paz.
Sin embargo, esta paz no sería eterna. Un complot realizado por el ejército de los Eight Trigrams incitó un conflicto interno. Estos, enfurecidos por la dicha de los Yayos, asesinaron a un joven de la tribu Nanari, y dejaron la espada de un Yayo a su lado, bañada en sangre. Noeunari, jefe de la tribu Nanari, al encontrar a uno de sus primogénitos sin vida, le declaró la guerra a los Yayos. Tras arduas batallas y muchas bajas por parte de ambas tribus, la guerra continúa. Los Yayos no pierden la esperanza de encontrar a un aprendiz que restaure la paz y los devuelva a Suriya, su tierra natal.